Las cifras disponibles en Cuba señalan que se pierde entre un 15 y un 25% de los productos agrícolas que llegan a los mercados estatales y privados, reportó IPS.
Estas pérdidas evitables contrastan con la permanente escasez de alimentos que desde hace décadas sortea la población cubana, de 11,2 millones de habitantes, y se convierten en una prioridad para instituciones científicas e instituciones del ramo agrícola.
Michely Vega, investigadora del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT) explicó que en ocasiones se habla de por cientos de pérdidas de alimentos en Cuba, pero en términos de cuantificación quedan muchos estudios por hacer.
«Algunas encuestas en ese sentido dan información, pero no son tan precisas como la cuantificación. Son múltiples las causas de la pérdida de esos alimentos perecederos, sobre todo frutas y hortalizas, cuya manipulación se hace más difícil. No es lo mismo manipular un grano, más pequeño y con menos agua, que una fruta, de fácil deterioro, si no se cumple con los requisitos para lograr un producto de calidad», declaró Vega.
La experta atribuye el deterioro también a las altas temperaturas y humedad relativa propias del clima tropical, a la organización de los mercados, las dificultades tecnológicas, los envases, el transporte y la cadena de refrigeración.
La experta enfatizó en el punto de la agenda mundial que persigue, «de aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a escala mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha».
Es sabido que esta problemática también se nota a nivel mundial, pero Cuba un país que se «enorgullece» de tener una planificación y organización socialista no debería darse el lujo de perder casi un cuarto de los alimentos que produce y que tanta falta le hace a su población que trabaja para mal comer.
Con información de Diario de Cuba