Donald Trump de una cosa siempre se jactó: haberse hecho solo, haber ganado miles de millones de dólares únicamente gracias a sus dotes de hombre de negocios y jamás haber pedido un dólar a su padre, Fred C. Trump, en Nueva York una leyenda del ladrillo.
Ahora el New York Times (NYT), en uno de los ataques más directos al presidente estadounidense, lo acusa directamente de haber heredado del imperio de sus padres al menos 413 millones de dólares, gran parte de los cuales fruto de evasión fiscal. La conclusión viene de la mano de una profunda investigación realizada por el diario: una “special investigation” basada en un dossier basado en un tesoro de cartas adquiridas por tres periodistas.
Un dossier que va de las declaraciones de réditos reservadas a una serie de documentos fiscales y financieros del magnate. Un trasfondo que turba a la Casa Blanca y está destinado a alimentar las iras del presidente norteamericano contra los medios de comunicación “enemigos”, con sus abogados que hablan de “acusaciones al 100% falsas y altamente difamatorias”.
President Trump has sold himself as a self-made billionaire but a Times investigation found that he received more than $400 million from his father’s empire, much of it through dubious tax schemes during the 1990s, including instances of outright fraud. https://t.co/CciVkq5mDU
— The New York Times (@nytimes) October 2, 2018
De la investigación surge que gran parte del dinero que Trump recibió de la empresa de su padre, muerto en 1999, fue una suerte de recompensa por haber ayudado a sus padres a eludir impuestos.
Y con el futuro presidente de Estados Unidos que tuvo un rol particularmente activo en poner a punto una estrategia tendiente a subestimar las empresas del imperio de la familia por centenares y centenares de millones de dólares en sus declaraciones de réditos, reduciendo en forma drástica el monto de impuestos a pagar cuando estas fueron transferidas al magnate y sus hermanos.
La investigación levanta inevitablemente nuevas dudas sobre el hecho de que Trump haya rechazado hacer públicas sus declaraciones de impuestos, haciendo añicos una tradición de décadas por parte de los mandatarios norteamericanos.
Con información de NYT